Europa: Europa no sabe qué hacer con los migrantes y estudia soluciones “inviables”, devolverlos a los países de origen o encerrarlos en campos de retención
Europa: Europa no sabe qué hacer con los migrantes y estudia
soluciones “inviables”, devolverlos a los países de origen o encerrarlos en
campos de retención
Quiere deportar a más inmigrantes y solicitantes de asilo.
Aunque nadie ha ideado cómo hacerlo después de 20 años presentando ideas.
Un buque militar italiano llevó este martes a 16
solicitantes de asilo desde la isla de Lampedusa hasta un campo de retención de
migrantes en Albania. El centro lo construyó Italia y Albania le cobrará 18.000
euros al año por cada persona encerrada en él. Caben 3.000, los mismos que
llegan a Italia en una semana. Si en 18 meses no son repatriados a sus países o
ven sus solicitudes de asilo aceptadas, serán devueltos a… Italia.
El pacto albano-italiano sirvió de inspiración a 15
gobiernos para pedir hace dos semanas a la Comisión Europea “soluciones
novedosas”. Quieren deportar a más migrantes y solicitantes de asilo. Aunque
nadie ha ideado cómo hacerlo después de 20 años presentando ideas. Mientras los
países de origen y tránsito no los acepten la única alternativa es tirarlos al
mar o encerrarlos en campos de retención. En Europa no, porque Europa
supuestamente respeta los derechos humanos. Y porque en Europa las televisiones
recordarían su presencia. Hay que llevarlos lejos. A las montañas de los
Balcanes, a los desiertos del Magreb.
Esa “solución novedosa” empieza a concretarse en forma de
“centros de retorno”, que ni siquiera es un eufemismo sino una mentira porque
su retorno está lejos de estar garantizado. La presidenta de la Comisión
Europea, Úrsula Von der Leyen, ya los impulsó oficialmente este martes. Su
comunicado había hecho creer que el plan estaría sobre la mesa en la cumbre
europea de este jueves y viernes, pero en la última versión del documento de
conclusiones de la cumbre no aparece.
Porque a la luz de la legislación actual son ilegales, como
había declarado la propia Comisión Europea en 2018. No se puede aplicar el
Derecho de la UE de forma extraterritorial. Bruselas hace equilibrismos y dice
ahora que en esos campos sólo se aplica la legislación italiana, pero esta es
mera transposición de la legislación europea.
Mientras Von der Leyen empezaba a ponerse colorada, la
Comisión anunció que estaba estudiando cómo hacerlos legales, porque “hoy en
día no es legalmente posible en la UE enviar a un inmigrante ilegal a un tercer
país” que no sea el suyo de origen. Lo que quiere Von der Leyen (y más de la
mitad de los gobiernos) es convertir en legal la deportación de un migrante o
solicitante de asilo no a su país, sino a un campo de retención en un tercer
país.
Europa ya paga a Turquía, Libia, Túnez, Mauritania, Egipto y
Marruecos para que no dejen salir migrantes. Pero estos países aprendieron hace
años a chantajear a los europeos, a jugar con las salidas de migrantes y a
pedir cada vez más dinero. Las grandes asociaciones de derechos humanos, como
Amnistía Internacional o Human Rights Watch han mostrado en ocasiones graves
violaciones de derechos humanos a manos de patrullas fronterizas financiadas
con fondos europeos y dotadas de material europeo. La última idea es forzar el
retorno de los refugiados sirios a su país tras casi una década en Europa a
pesar de que los mismos documentos de la diplomacia europea dicen que conlleva
poner sus vidas en peligro.
El plan tiene un problema mayor: no hay ningún país que
acepte esos centros más allá de esas 3.000 plazas en Albania. Algunos
funcionarios europeos alegan que los países de los Balcanes podrían verse
tentados si se les paga bien y si se aceleran sus negociaciones de adhesión a
la Unión Europea. Ninguno ha levantado la mano y fuentes diplomáticas
explicaban el martes que mezclar una cosa con otra puede llevar a que en lugar
de una zanahoria se convierta en un palo.
Un diplomático de un país de los más importantes dijo que se
estaba debatiendo “sobre la nada”. El primer ministro albanés Edi Rama dijo
ayer que no firmarán más, que “otros países lo han pedido y hemos dicho que
no”. Rama acusó a la UE de no tener en cuenta el fenómeno migratorio en su
conjunto y funcionar a base de poner parches.
Von der Leyen y los países que van subiendo el tono de la
retórica contra los migrantes, a falta de medidas prácticas que poner en
marcha, tampoco tienen en el bote a todos los gobiernos, y las conclusiones hay
que aprobarlas por unanimidad.
¿Crisis migratoria?
Será complicado que un país llegue a vetar las conclusiones,
pero algunos, entre ellos algún grande en el bloque como España, se negará en
redondo a soluciones como la de los campos de retención. Madrid asegura que la
idea viola derechos humanos, encubre un coste enorme y no va a las causas del
fenómeno, porque los migrantes encerrados en esos campos lo serán en muchas
veces de forma indefinida porque, como ahora, nunca serán aceptados por sus
países.
Algunos gobiernos alegan que se está jugando a vender una
crisis migratoria que en realidad no es tal, sino el efecto aspirador de las
ideas de la ultraderecha, que arrastra a la derecha tradicional e incluso a
gobiernos supuestamente de izquierdas, como el alemán. Los datos, además, no
casan con la histeria. Las entradas irregulares de migrantes cayeron un 42% en
los primeros nueve meses del año, según los datos de Frontex, la agencia de
fronteras de la UE.
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