Italia: Derechos Humanos
Italia: Derechos
Humanos
Hubo nuevos
informes de tortura a manos de personal penitenciario. La violencia contra las
mujeres continuó estando en unos niveles alarmantemente elevados.
Tortura y otros
malos tratos:
Miles de personas
detenidas sufrían condiciones de reclusión precarias en celdas atestadas y
ruinosas. Se temía que tal situación guardara relación con el creciente número
de ellas que se suicidaban —83 en 2024, a fecha de 20 de diciembre—.
Tampoco cumplían
las normas internacionales las condiciones de vida en los centros de
repatriación de migrantes, a quienes se recluía en jaulas con mobiliario de
hormigón, instalaciones higiénicas inadecuadas y falta de actividades
significativas.
En abril, varias
fiscales revelaron que se había detenido a 13 funcionarios penitenciarios y
suspendido a otros ocho a raíz de acusaciones de tortura y otras violaciones de
derechos humanos cometidas contra niños en el centro de internamiento de
menores de Milán. También se estaba investigando a dos exdirectoras del centro
por no impedir ni denunciar los abusos, que se habían prolongado durante años.
Violencia contra
mujeres y niñas:
Hubo 95
homicidios de mujeres en episodios de violencia de género en el ámbito
familiar, de los que 59 fueron obra de la pareja o expareja de la víctima.
En febrero, el
Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer
expresó preocupación por la “elevada prevalencia de la violencia de género
contra las mujeres” y por que no se contabilizaran todos los casos. También
señaló que la definición de la violación no se basaba en el consentimiento.
Discriminación:
El Mecanismo
Internacional de Expertos Independientes para Promover la Justicia Racial y la
Igualdad en la Aplicación de la Ley, de la ONU, y la Comisión Europea contra el
Racismo y la Intolerancia (ECRI) publicaron informes en septiembre y octubre,
respectivamente, en los que describían el modo en que las personas romaníes,
africanas y de ascendencia africana, migrantes y LGBTI seguían siendo objeto de
racismo y discriminación, incluso por parte de autoridades estatales.
Ambos organismos
lamentaron el uso sistemático de criterios raciales por agentes encargados de
hacer cumplir la ley, y el mecanismo de la ONU señaló además que la aplicación
de la ley se veía empañada por la presunción de criminalidad aplicada de manera
generalizada a las personas africanas o de ascendencia africana. A la ECRI le
preocupaba el discurso xenófobo, homófobo y tránsfobo con que se expresaban
incluso figuras políticas y cargos públicos.
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